Carnaval: colección “otoño – invierno 2007”
Agarrate Catalina y Nazarenos: dos espectáculos que pueden desfilar por el Macció
El Planeta Momo no pasa de moda y por eso se viene la colección “otoño – invierno” de espectáculos carnavaleros. Nadie está dispuesto a colgar los trajes ni mucho menos a quitarse el maquillaje; por ello, se viene el desfile de murgas y parodistas por el Teatro. Así que, prepárense, porque ahora, más que nunca, todo el año es carnaval…
Por Diego Sebastián Maga
En el Planeta Momo no hay vacaciones. Todo el año es carnaval. Igual que en las últimas temporadas teatrales, la programación “otoño – invierno” del Macció se va a completar con los mejores espectáculos carnavaleros del 2007. Por ahora, los dos primeros nombres que aparecen en la lista son los de “Agarrate Catalina” y “Nazarenos” (la confirmación es cuestión de días). En el caso de la murga, sería reincidente. Recordar que en el 2006 (como bicampeona) llenó el teatro convertida en una delirante patota de cucarachas en rebeldía, que esperaban -con ansiedad- el “reviente” del planeta para quedar, lo más panchas, como la especie dominante. Ah, y con una de las más hermosas retiradas escritas en los últimos tiempos: la del “Niño del fin del mundo”. A su vez, aquella noche fue especial por duplicado: el colapso del sistema de amplificación -a mitad de la actuación- terminó exigiendo a los murguistas crear una función dentro de la función. Una demostración de creación instantánea (arte de la improvisación, que le dicen) que hizo a esa puesta escénica única e irrepetible. Ahora, “La Catalina” volvería para estrenar en San José “El corso del ser humano”. Otra obrita maestra que –más allá de la polémica exclusión de los primeros premios del concurso- tiene una calidad superior. Con libretos de Yamandú y Tabaré Cardozo, Carlos Tanco y Gonzalo Camarotta, “La Cata” posa sus ojos y emociones sobre El Hombre y su condición. Una entrañable mirada repleta de guiños humorísticos, irónicos, ácidos, críticos pero sin perder la ternura. La religión y el patriotismo ciego, la búsqueda desesperada de la fe, la ciencia, la educación, dios y el diablo. Todas estas percepciones caben en esta obra conceptual que tiene destino de sala repleta.
Por el lado de los parodistas, sería una oportunidad para presenciar en vivo y en directo otra pieza de colección. La presentación circense (entre trajes lujos y acróbatas “posta, posta”) y la parodia de la vida de Alberto Olmedo (casi una tragicomedia con interpretaciones soberbias como la de Luis Alberto Carballo en el papel del capo cómico) son lo suficientemente potentes para poner el cartelito de “agotadas”. Esta sería una nueva dosis de parodismo, que –comúnmente- suele llegar aquí en cuenta gotas: si no me falla la memoria, el último show de la categoría que pasó por el escenario fue el de “Zíngaros 2004” (Primer Premio). En aquel entonces, trajeron las parodias de “El Marqués de Sade” y “Los muchachos de antes no usaban gomina” (con Cacho Denis y Pinocho Sosa desopilantes en los roles protagónicos) y una tercera, “Viven”, que funcionó como nexo argumental (quienes asistieron a la función podrán rememorar que la actuación se cerró con una replica gigante de la primera plana del diario “El País” -que narraba el hallazgo de la tripulación uruguaya que se precipitó en “Los Andes”- cayendo como telón de fondo)